
Edición de Octubre de 2022 – N° 374
Los abruptos cambios de escenarios en la realidad económica y social de la argentina ya constituyen una especie de “modus vivendi”, que no solo genera ansiedad y volatilidad para cualquier propuesta de trabajo, inversión, proyecto sino que además obliga a todos a constantes cambios de nuestra propia vida personal. Alguien bromeaba que no por nada Charles Darwin se habría inspirado en su viaje a la Patagonia de 1832 para elaborar su teoría del origen de las especies y sobre todo de las mutaciones que se producen en las generaciones siguientes para sobrevivir.
Esta característica, que en las grandes urbes se solapa con modos acelerados de convivencia o intolerancia, se expresa sin embargo de otra forma en comunidades más pequeñas como las nuestra, ligada a un portentoso escenario natural y con tiempos y espacios distintos.
Aquí se nota claramente la posibilidad y la oportunidad de poner en valor la capacidad de dirección de un proyecto de ciudad, un proyecto urbano que sea integrador y transversal para la comunidad que solo con “mirar para afuera” ya conoce las consecuencias de lo que “no se debe hacer”.
Puerto Madryn se ha transformado en un centro de interés clave para la llegada de nuevas familias ampliando su población de 80 mil personas en 2010 hasta 122 mil en datos extraoficiales del censo 2022. Es un saltó enorme y un desafío extraordinario en un contexto de crisis también extraordinaria. Está en nosotros y especialmente en los tomadores de decisiones transformar esto en una oportunidad. Hasta la próxima.